domingo, 13 de noviembre de 2011

La señora de las gafas

Esta semana pasada no escribí porque no hubo gran cosa qué contar... así que voy a rememorar "grandes momentos de ayer y de hoy" y voy a retomar uno que os mencioné en la primera entrada que es...
"La señora de las gafas", esta anécdota me ocurrió trabajando en una farmacia de turno partido, muy cerquita de mi casa, esta información no es para nada relevante... en fin... era por la mañana, viene una señora mayor, de unos 70 años y me dice que se le han roto las gafas de ver que tiene para coser y que necesita unas, yo le pregunto que de qué graduación y le muestro los modelos que tenemos, ella no está muy convencida, me dice que en la óptica se las ajustan y le quedan mejor, le digo que yo no se las puedo ajustar, que la propia gafa lleva un muelle que hace que las patillas se den un poco de sí para mayor comodidad y que si no está convencida que no se las lleve, además hay una óptica a 3 minutos caminando... la señora sigue dudando y le vuelvo a repetir que si no le convencen que no pasa nada... pues se las lleva... hacemos una elipsis temporal que nos lleva a esa misma tarde... la tarde era apacible y tranquila, en la farmacia sólo estábamos mi jefa, su hijo (que venía a echar una mano) y yo... los pajarillos cantaban, se entiende que fuera de la farmacia y las chicharras rugían (porque ese ruido que hacen no es normal...) y en esto que aparece la señora... la saludo y empieza a explicarme que las gafas no le sirven y tal, yo estoy perfectamente dispuesto a devolverle el dinero cuando saca las gafas y veo que parece que les ha pasado ¡un elefante por encima! Le digo a la señora "¡Pero si las ha roto! Si estuvieran bien... yo no tendría ningún problema en devolverle el dinero pero las trae ¡destrozadas!" La señora empieza a decirme que esto es una vergüenza, que va a ir a consumo, que esto es un timo, que en la óptica bla bla bla... y yo que no puedo callarme le digo que poca vergüenza tiene ella, que esto es una farmacia y no una óptica y que vaya a consumo que yo estoy la mar de tranquilo. A todo esto mi jefa está detrás escuchándolo todo y finalmente sale y me tira de la bata, entra en la discusión poniéndose de mi parte y, para poner paz, le devuelve el dinero... Las gafas las traía destrozadas, sucias como si las hubiera untado en mantequilla, pero en fin... el cliente siempre tiene la razón (yo no comparto esto, cuando la lleva la lleva pero cuando no...chico...)

Pues sí Diana, las señoras son capaces de todo tipo de astucias...tu fe en ellas es fundada

Hoy os quiero dar las gracias por leerle y compartir conmigo todos estos momentos ¡Mil gracias!

La semana que viene estaré de vacaciones y sólo trabajo 3 días así que si no pasa nada ¡rescataré viejas audacias!

Hasta lueguito

2 comentarios:

  1. jaja y qué hizo con las gafas para dejarlas así en un día!?? Ay, señoras...

    ResponderEliminar
  2. Lo mismo me pasó a mí, pero a los diez minutos, y era un señor. Yo no le dí la razón, le dije que era como si compraba un coche y al salir lo estrellaba, no podía volver a por otro...no volvió, pero yo me quedé tan ancho, no nos pueden tomar por el pito del sereno, muchos creen que por ser pensionistas hay que darles de todo y decirles amén a todo. Y batallitas de éstas a cientos...desgraciadamente.

    ResponderEliminar